Renfe ha anunciado recientemente nuevos nombramientos en su órgano directivo, el comité de dirección. Lucas Calzado ha sido designado como director general de Organización y Talento, mientras que Sergio Bueno ocupará el cargo de director general adjunto a Presidencia, Estrategia y Relaciones Institucionales. Estos cambios forman parte del proceso de renovación del órgano ejecutivo de Renfe, liderado por su presidente, Raül Blanco, con el objetivo de transformar la empresa en los próximos años y mejorar su competitividad.

Sin embargo, es necesario analizar si estos nombramientos realmente contribuirán a alcanzar los objetivos planteados por Renfe. Si bien Calzado cuenta con experiencia en la gestión de servicios de transporte y en la dirección de negocios de transporte público urbano, metropolitano y regional, es importante destacar que su formación se encuentra en el ámbito del Derecho y no en la gestión empresarial. Si bien es cierto que cuenta con un Programa de Dirección General en el IESE Business School-University of Navarra, su formación en internacionalización de la empresa por ICEX, Digitalización en el sector productivo por Telefónica ED y Experiencia de Cliente por EOI, no está claro si esto será suficiente para enfrentar los desafíos actuales de Renfe.

Por otro lado, Sergio Bueno tiene una sólida formación en Derecho y experiencia en el sector público y financiero. Sin embargo, su experiencia en el ámbito ferroviario es limitada. Aunque su trayectoria incluye cargos como alcalde y presidente de consorcios, no se menciona ninguna experiencia directa en la gestión de empresas de transporte ferroviario. Esto plantea interrogantes sobre su capacidad para enfrentar los desafíos específicos que enfrenta Renfe en este momento.

La falta de experiencia directa en la gestión empresarial del sector ferroviario por parte de estos directivos puede ser preocupante. Renfe necesita líderes con una profunda comprensión de la industria y de los desafíos operativos y estratégicos que enfrenta. La gestión eficiente de los recursos, la mejora de la competitividad y la garantía de la sostenibilidad de los negocios de la compañía requieren de una visión estratégica y un conocimiento profundo del sector.

Además, la falta de transparencia en el proceso de selección de estos directivos también genera preguntas sobre su idoneidad para los cargos. No se menciona si se llevó a cabo un proceso de selección abierto y competitivo, lo que podría haber permitido la incorporación de talento con experiencia específica en la gestión ferroviaria.

En resumen, si bien es positivo que Renfe esté llevando a cabo una renovación de su órgano directivo, es necesario cuestionar si los nuevos nombramientos contribuirán efectivamente a la transformación y mejora de la empresa. La falta de experiencia directa en la gestión empresarial del sector ferroviario y la falta de transparencia en el proceso de selección plantean dudas sobre la idoneidad de estos directivos para enfrentar los desafíos actuales de Renfe. La empresa debería considerar la incorporación de líderes con experiencia específica en la industria ferroviaria y asegurar que los procesos de selección sean transparentes y competitivos. Solo así se podrá garantizar una gestión eficiente y sostenible de Renfe en los próximos años.