La Cámara también pide a los Estados miembros el «máximo respeto hacia el desarrollo de la orientación sexual, así como para cualquiera de las diversas formas de convivencia familiar que no sean contrarias a derecho».
Por otra parte, los diputados exigen que se mejore el acceso de las mujeres reclusas a las campañas de detección precoz y prevención del cáncer de mama y útero y los programas de planificación familiar.
La ponente del informe, Marie PANAYOTOPOULOS-CASSIOTOU (PPE-DE, Grecia), subraya que la detención de las mujeres embarazadas y de las madres que tienen uno o varios hijos de corta edad «no sea más que un recurso en última instancia». En esta misma línea, el texto subraya que las repercusiones del aislamiento en la salud de las mujeres embarazadas reclusas pueden tener efectos perjudiciales, e incluso peligrosos, para el niño, y que esto debe tenerse en cuenta muy seriamente a la hora de tomar una decisión sobre el encarcelamiento.
Además, el Parlamento Europeo señala que, en los casos en los que las mujeres sean cabezas de familia monoparentales, tengan hijos de corta edad o deban cuidar a personas dependientes o discapacitadas, las autoridades judiciales deberían tener en cuenta estas condiciones al escoger la pena. Esto también debería aplicarse para los reclusos masculinos bajo cuya responsabilidad se encuentren los hijos menores.
Por otra parte, los Estados miembros deberían garantizar la creación de centros penitenciarios para mujeres «y que las repartan mejor en su territorio» para facilitar el mantenimiento de los lazos familiares de las mujeres detenidas. Asimismo, la Cámara emplaza a los países a que sean más flexibles en relación con la frecuencia y la duración de los horarios de visita.
Los diputados sugieren hacer más uso de los regímenes de libertad condicional que permitan a las personas detenidas, tanto hombres como mujeres, trabajar o seguir una formación profesional para facilitar su reinserción social y profesional.
Además, recuerdan que el acceso regular de todas las personas encarceladas a actividades deportivas y de recreo, así como a la educación artística o cultural, es esencial para proteger su equilibrio psicológico y favorece las oportunidades de reinserción social y destacan las carencias de la población reclusa extranjera, que deberían obtener sólo información que puedan comprender.
Por último, el informe insta a los países a que favorezcan la contratación profesional de las mujeres excarceladas, en particular las madres solas y las delincuentes menores de edad, tanto en el sector público como en el privado.