En base al Real Decreto Legislativo 1/2001, de 20 de julio, se plantean las medidas legislativas para garantizar la reducción de la contaminación de las masas de aguas. Especialmente se pretende proteger las fuentes acuosas subterráneas, tomando como base la importancia que tienen en la conservación de la vida humana. Con esta idea en mente, a continuación analizaremos algunos detalles de la regulación de la contaminación de las aguas subterráneas.
Ámbito de aplicación de la regulación de la contaminación de las aguas subterráneas.
Con la finalidad de reducir al máximo la contaminación de las aguas subterráneas, el Texto Refundido de la Ley de Aguas, en su artículo 118, establece algunas medidas adicionales. Si se produce un daño o perjuicio en el dominio público hidráulico, el causante deberá reparar el daño. Esto significa que deberá restituir al mayor grado posible a su estado anterior todas las cosas. Por supuesto, esto es independiente de cualquier otra sanción que se le haya impuesto.
En cualquier caso, la aplicación de la regulación de la contaminación de las aguas subterráneas se produce cuando existe alguna afección en la calidad de un acuífero. De igual manera, esto principalmente es aplicable cuándo se producen riesgos para las personas derivados de la contaminación. Al mismo tiempo, también es aplicable en caso que se dañe al medio ambiente y el ecosistema. Por este motivo, las sustancias incluidas en este tipo de contaminación son los pesticidas, metales, fenoles, BTEX y PAH, entre otros.
Cuando se producen este tipo de eventos, los causantes deben cumplir con ciertos requerimientos, de acuerdo a la Ley 26/2007, de 23 de octubre, de Responsabilidad Ambiental. Por ejemplo, el artículo 17 indica que ante una amenaza inminente de daños medioambientales originada, el causante debería adoptar las medidas preventivas apropiadas. Esto significa que aún antes que la administración emita una advertencia, el causante deberá evitar al grado posible el posible daño.
Además, este mismo artículo indica que cuando se hayan producido daños medioambientales, el causante debe adoptar las medidas necesarias para que no se produzcan nuevos daños. Adicionalmente, deberán notificar de inmediato a la autoridad competente sobre todos los pormenores. Eso implica que avisarán sobre los daños medioambientales que se hayan producido. También, aunque solo se trate de una situación de riesgo, es necesario notificar a las autoridades competentes.
Notificación del daño o riesgo de daño.
Existen algunos requerimientos relacionados con la obligación de notificar el riesgo de daño o el daño causado. En primer lugar, se deberá presentar una descripción y cronología detallada del suceso. Entre otras cosas debe incluirse el acto u omisión que dieron origen al suceso y las medidas adoptadas para reducir su impacto.
Además deben especificarse las características de las fuentes de contaminación. Esto abarca los agentes contaminantes implicados en el incidente, aportando la ficha técnica correspondiente. Además, se debe especificar la cantidad del contaminante vertido y la cantidad retirada, junto con la ubicación exacta de la zona afectada.
A su vez, es importante incluir la identificación de los posibles cursos de agua superficiales. Entre otras cosas, esto abarca los drenajes afectados, sin importar que sean propios o ajenos. Eso incluye las cunetas y los desagües, entre otras cosas. Al mismo tiempo, se aportará la información pertinente en caso de que haya una posible afección a las aguas subterráneas. En consecuencia, se deberá incluir un informe de todas las medidas que se han adoptado para evitar que se produzcan daños mayores en la zona afectada.
Estos son algunos aspectos importantes de la regulación de la contaminación de las aguas subterráneas. Sin embargo, aún hay más información sobre el tratamiento del agua que es relevante. Por eso, ante cualquier eventualidad, es mejor asesorarse con expertos.