Ante la entrada en vigor del nuevo impuesto unificado en el gigante asiático, por el cual se equiparará el Impuesto sobre Sociedades que deben pagar las empresas chinas y las extranjeras, el Ejecutivo de ese país ha dictado medidas para suavizar los efectos que tendrá en el sector privado y en la economía nacional la aplicación de esta nueva normativa.

Tipo de gravamen

Si bien el tipo de gravamen que se aplicaba hasta el presente era del 33%, exenciones y bonificaciones generalizadas hacían que el tipo real fuera del 25% para las empresas nacionales, y un 15% efectivo para las foráneas. A partir de la entrada en vigor, desde el primer día de este año, de la nueva ley tributaria, regirá un tipo unificado del 25% para todas las compañías. No obstante se aplicará un sistema para hacerlo de forma gradual con una escala del 18% para este primer año, el 20% para el 2009, 22% para el 2010, 24% para el 2011 y el definitivo 25% para el 2012 recién.

Excepciones

Esta ley contempla excepciones tasadas para determinados supuestos, como las sociedades que están radicadas en la zona oeste del país que se considera la menos desarrollada y respecto de la cual el gobierno ha diseñado una serie de medidas para promover su economía y así equipararla al resto del país. Entre las excepciones a la aplicación de esta ley se encuentran las compañías calificadas de alta tecnología y que se encuentren en las zonas económicas especiales de China: Shenzhen, Zhuhai, Shantou, Xiamen y Hainan, así como el área de Pudong, en Shanghai.

Régimen especial

Para las empresas antes mencionadas se les reconocerá un período de exención del pago de impuestos durante los dos primeros años y a partir del tercero, el tipo de gravamen será del 12,5%, la mitad del que rige en el resto del país y para las demás empresas.

Consecuencias

Aunque las empresas nacionales han recibido con beneplácito la nueva norma, que consideran como una reivindicación y un acto de justicia, frente a la discriminación de la que se sentían objeto en relación con las empresas extranjeras, existen fuertes críticas hacia la norma. Fundamentalmente se cuestiona la posibilidad de que este tipo de medidas provoque una disminución de la inversión extranjera y revierta la tendencia que ya cuenta con más de quince años, en virtud de la cual China ha sido durante los últimos tiempos uno de los principales países receptores de inversión directa en el mundo.