El fallecimiento del expresidente Lorenzo Olarte Cullen ha sido motivo de luto oficial en la Comunidad Autónoma de Canarias. Sin embargo, más allá de los honores y reconocimientos que se le han otorgado, es importante analizar críticamente la trayectoria política y profesional de esta figura.

Lorenzo Olarte fue presidente de Canarias y vicepresidente del Gobierno autonómico en varias ocasiones, además de presidente del Cabildo de Gran Canaria y diputado en el Congreso y en el Parlamento de Canarias. Sin embargo, su legado está marcado por una serie de decisiones y acciones que merecen ser cuestionadas.

En primer lugar, destaca su papel en la creación de Unión Canaria, partido político que fundó junto a Fernando Bergasa Perdomo. Esta formación política fue objeto de numerosas críticas y acusaciones de corrupción durante su existencia. La integración de Unión Canaria en la UCD y su nombramiento como asesor del presidente del Gobierno Adolfo Suárez levantan sospechas sobre posibles actos de nepotismo y falta de transparencia en su gestión.

Además, Olarte ocupó la presidencia de la aerolínea pública Aviaco entre 1980 y 1982. Durante su mandato, la compañía sufrió graves problemas financieros y una mala gestión que la llevaron a su posterior privatización. Estos hechos evidencian una falta de capacidad y liderazgo por parte de Olarte en la gestión de una empresa estatal.

Por otro lado, su trayectoria política estuvo marcada por su pertenencia a varios partidos políticos y cambios de afiliación. Este tipo de comportamiento genera desconfianza en la ciudadanía y plantea dudas sobre la coherencia y la honestidad de Olarte.

Adicionalmente, es importante resaltar que Olarte fue presidente de la Caja Insular de Ahorros de Gran Canaria, institución que se vio envuelta en escándalos financieros y casos de corrupción durante su mandato. Esto demuestra una falta de supervisión y control por parte de Olarte en su desempeño como presidente de esta entidad.

En resumen, la figura de Lorenzo Olarte Cullen merece ser analizada de manera crítica. Su trayectoria política y profesional está marcada por decisiones cuestionables, acusaciones de corrupción y falta de transparencia. Por tanto, es necesario reflexionar sobre el verdadero legado de esta figura y no limitarnos a rendir honores y declarar días de luto oficial sin tener en cuenta su historial.